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Hipertensión arterial: una asesina silenciosa

17 de mayo: Día Mundial de la Hipertensión arterial, enfermedad que afecta a más de un tercio de la población argentina, pero pasa inadvertida o es mal controlada en una gran proporción de casos, lo que aumenta significativamente el riesgo de padecer infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y otras patologías. 

Es una patología crónica que cursa sin síntomas y aunque contado así, no parece muy peligrosa, la hipertensión está en el origen de muchas enfermedades cardiovasculares y puede acarrear complicaciones graves como infartos o hemorragias cerebrales si no se controla: los hipertensos tienen 6 veces más riesgo de infarto cerebral; también aumenta en un 70% el riesgo de deterioro cognitivo y el de demencia vascular, la segunda causa de demencia en adultos tras el alzheimer. 

¿Cómo puedo saber si soy hipertenso?

Habitualmente la hipertensión arterial no da síntomas. Por este motivo se la considera el “asesino silencioso”, porque va dañando distintos órganos como:

• el cerebro – pudiendo causar un accidente vascular encefálico

• los riñones – causando insuficiencia renal

• el corazón – provocando un infarto

En algunos casos la HTA puede manifestarse por: dolor de cabeza, zumbido de oídos, trastornos de la visión, mareos, palpitaciones. El médico es el único profesional capacitado para realizar el diagnóstico de la enfermedad y el tratamiento adecuado.

La hipertensión es una patología fácilmente controlable si se siguen las recomendaciones de los especialistas. Las principales se refieren a la modificación de los hábitos de vida y a la instauración de unas prácticas saludables.

Cinco hábitos saludables

  • descansar correctamente y evitar las situaciones que causen estrés
  • adherirse a una dieta rica en legumbres, verduras, fruta y fibras
  • consumir dos litros de agua al día
  • reducir o eliminar el consumo de sal, alcohol y tabaco
  • practicar algún deporte

Pero hay una sexta práctica sobre la que descansa todo: el control regular de la tensión arterial. En el entorno de 75/120 mmHg, la tensión es normal; hasta 85/135 se alcanza un estado de prehipertensión; y por encima de esas cifras, estamos hablando de una hipertensión arterial en toda regla que requiere tratamiento y vigilancia.

5 preguntas con respuesta

1. ¿Con qué síntomas cursa? La hipertensión arterial no presenta síntomas claros. Por eso son tan importantes los controles, porque ayudan a detectar casos que, de otra forma, pasarían inadvertidos.

2. ¿Cuáles son sus causas? Aunque se desconocen las causas específicas que la provocan, hay una serie de factores comunes a la mayoría de las personas que la sufren. Están los llamados ‘no modificables’, como la herencia genética familiar, el sexo (es más común en hombres que en mujeres), la edad (a mayor edad, mayor probabilidad de sufrirla) o la raza (los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollarla que los de raza blanca). Y luego están los ‘modificables’, aquellos factores de riesgo que se podrían eliminar con unos hábitos saludables, como la obesidad, el consumo excesivo de alcohol o de sal, el uso de anticonceptivos orales y el sedentarismo.

3. ¿Se puede prevenir? Tener unos hábitos saludables y, sobre todo, evitar el sobrepeso y la obesidad es vital para prevenir su aparición. Los especialistas señalan que llevar una dieta sana y practicar ejercicio ayudan a evitar esta patología. En los casos en los que en la familia haya antecedentes de hipertensión, este factor genético supone una llamada de atención adicional para que el paciente vigile especialmente esos hábitos de vida y controle sus cifras de tensión arterial.

4. ¿Cómo se trata? El tratamiento requiere dos tipos de actuaciones. Por un lado, la mejora de los hábitos de vida: realizar una dieta saludable y sin alcohol baja en calorías, azúcares y grasas, y aumentar la práctica de ejercicio físico. Y si el cambio de hábitos no basta, hay fármacos para controlarla. Los tratamientos se inician con un solo fármaco, pero se pueden llegar a combinar dos o tres medicinas.

5. ¿Qué futuro le aguarda a la hipertensión? En los últimos años, el grado de control de la hipertensión ha crecido gracias a los tratamientos y a la concienciación social. Sin embargo, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de mortalidad mundial.

Un poco de historia

Aunque los documentos sobre la hipertensión se remontan al 2600 a.C., el primer autor que realizó un exhaustivo estudio sobre ella fue el clérigo inglés Stephen Hales en 1733. La primera descripción de la patología la realizó el científico inglés Thomas Young en 1808. Pero fue ya en el siglo XX, en 1925, cuando Otto Frank acuñó el término ‘hipertensión esencial’ para describir la presión arterial que no posee causa específica. Tras la Segunda Guerra Mundial, las farmacéuticas comenzaron a investigar productos frente a ella y en los 70 se comenzaron a utilizar diuréticos con características hipotensoras.

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